jueves, 26 de septiembre de 2013

¿Qué debe saber un niño de cuatro años? Mucho menos de lo que pensamos, y mucho mas…

 

El título de esta entrada es el título de un artículo de Alicia Bayer, la autora de este blog: 

http://magicalchildhood.wordpress.com/

El artículo es una maravilla de principio a fin, debería ser el código deontológico de todos los maestros de Infantil o de cualquier persona que tenga un niño cerca. Volveré a referirme a él mas adelante seguro. Leedlo con calma y disfrutadlo. Estoy seguro de que os gustará. Me encantaría que dejarais comentarios hablando de los puntos que mas os hayan llegado o los que menos.

 

“Hace poco, en un foro sobre la educación de los hijos, leí una entrada de una madre preocupada porque sus hijos, de cuatro años y año y medio, no sabían lo suficiente. "¿Qué debe saber un niño de cuatro años?", preguntaba.

Las respuestas que leí no solo me entristecieron sino que me irritaron. Una madre indicaba una lista de todas las cosas que sabía su hijo. Contar hasta 100, los planetas, escribir su nombre y apellido, y así sucesivamente. Otras presumían de que sus hijos sabían muchas más cosas, incluso los de tres años. Algunas incluían enlaces a páginas con listas de lo que debe saber un niño a cada edad. Solo unas pocas decían que cada niño se desarrolla a su propio ritmo y que no hay que preocuparse.

Me molestó mucho que la respuesta de esas mujeres a una madre angustiada fuera añadirle más preocupación, con listas de todo lo que sabían hacer sus hijos y los de ella no. Somos una cultura tan competitiva que hasta nuestros niños en edad preescolar se han convertido en trofeos de los que presumir. La infancia no debe ser una carrera.

Por todo ello, he decidido proponer mi lista de lo que debe saber un niño (o una niña) de cuatro años:

  1. Debe saber que la quieren por completo, incondicionalmente y en todo momento
  2. Debe saber que está a salvo y debe saber cómo mantenerse a salvo en lugares públicos, con otra gente y en distintas situaciones. Debe saber que tiene que fiarse de su instinto cuando conozca a alguien y que nunca tiene que hacer algo que no le parezca apropiado, se lo pida quien se lo pida. Debe conocer sus derechos y que su familia siempre le va a apoyar.
  3. Debe saber reír, hacer el tonto, ser gamberro y utilizar su imaginación. Debe saber que nunca pasa nada por pintar el cielo de color naranja o dibujar gatos con seis patas.
  4. Debe saber lo que le gusta y tener la seguridad de que se le va a dejar dedicarse a ello. Si no le apetece nada aprender los números, sus padres tienen que darse cuenta de que ya los aprenderá, casi sin querer, y dejar que en cambio se dedique a las naves espaciales, los dinosaurios, a dibujar o a jugar en el barro.
  5. Debe saber que el mundo es mágico y ella también. Debe saber que es fantástica, lista, creativa, compasiva y maravillosa. Debe saber que pasar el día al aire libre haciendo collares de flores, pasteles de barro y casitas de cuentos de hadas es tan importante como practicar la fonética. Mejor dicho, mucho más.

Pero más importante es lo que deben saber los padres:

  1. Que cada niño aprende a andar, hablar, leer y hacer cálculos a su propio ritmo, y que eso no influye en absoluto en cómo de bien ande, hable, lea o haga cálculos después.
  2. Que el factor que más influye en el buen rendimiento académico y las buenas notas en el futuro es que leer a los niños de pequeños. No las fichas, ni los manuales, ni las guarderías elegantes, ni los juguetes y ordenadores más rutilantes, sino que mamá o papá dediquen un rato cada día o cada noche (o ambos) a sentarse a leerles buenos libros.
  3. Que ser el niño más listo o más estudioso de la clase nunca ha significado ser el más feliz. Estamos tan obsesionados por tratar de dar a nuestros hijos todas las "ventajas" que lo que les estamos dando son unas vidas tan pluriempleadas y llenas de tensión como las nuestras. Una de las mejores cosas que podemos ofrecer a nuestros hijos es una niñez sencilla y despreocupada.
  4. Que nuestros niños merecen vivir rodeados de libros, naturaleza, utensilios artísticos y la libertad para explorarlos. La mayoría de nosotros podríamos deshacernos del 90% de los juguetes de nuestros hijos y no los echarían de menos, pero algunos son importantes: juguetes como los LEGO y las construcciones, juguetes creativos como los materiales artísticos de todo tipo (buenos), los instrumentos musicales (tanto clásicos como multiculturales), disfraces, y libros y más libros (cosas, por cierto, que muchas veces se pueden conseguir muy baratas en tiendas de segunda mano). Necesitan libertad para explorar con estas y otras cosas, para jugar con montoncitos de alubias secas en el taburete (supervisados, por supuesto), amasar pan y ponerlo todo perdido, usar pintura, plastilina y purpurina en la mesa de la cocina mientras hacemos la cena aunque lo salpiquen todo, tener un rincón en el jardín en que puedan arrancar la hierba y hacer un cajón de barro.
  5. Que nuestros hijos necesitan tenernos más. Hemos aprendido tan bien eso de que necesitamos cuidar de nosotros mismos que algunos lo usamos como excusa para que otros cuiden de nuestros hijos. Claro que todos necesitamos tiempo para un baño tranquilo, ver a los amigos, un rato para despejar la cabeza y, de vez en cuando, algo de vida aparte de los hijos. Pero vivimos en una época en la que las revistas para padres recomiendan que tratemos de dedicar 10 minutos diarios a cada hijo y prever un sábado al mes dedicado a la familia. ¡Qué horror! Nuestros hijos necesitan la Nintendo, los ordenadores, las actividades extraescolares, las clases de ballet, los grupos organizados para jugar y los entrenamientos de fútbol mucho menos de lo que nos necesitan a NOSOTROS. Necesitan a unos padres que se sienten a escuchar su relato de lo que han hecho durante el día, unas madres que se sienten a hacer manualidades con ellos, padres y madres que les lean cuentos y hagan tonterías con ellos. Necesitan que demos paseos con ellos en las noches de primavera sin importarnos que el pequeñajo vaya a 150 metros por hora. Tienen derecho a ayudarnos a hacer la cena aunque tardemos el doble y trabajemos el doble. Tienen derecho a saber que para nosotros son una prioridad y que nos encanta verdaderamente estar con ellos.

Y volviendo a esas listas de lo que saben los niños de cuatro años...

Sé que es natural comparar a nuestros hijos con otros niños y querer asegurarnos de que estamos haciendo todo lo posible por ellos. He aquí una lista de lo que se suele enseñar a los niños de esa edad y lo que deberían saber al acabar cada curso escolar, a partir del preescolar.

Como nosotros estamos educando a nuestros hijos en casa, yo suelo imprimir esas listas para comprobar si hay algo que falte de forma llamativa en lo que están aprendiendo. Hasta ahora no ha sucedido, pero a veces obtengo ideas sobre posibles temas para juegos o libros que sacar de la biblioteca pública. Tanto si los niños van al colegio como si no, las listas pueden ser útiles para ver lo que otros están aprendiendo, y pueden ayudar a tranquilizarnos sabiendo que van muy bien.

Si existen aspectos en los que parece que un niño está por detrás, hay que darse cuenta que eso no indica ningún fracaso, ni del niño ni de sus padres. Simplemente, es una laguna. Los niños aprenden lo que tienen alrededor, y la idea de que todos deben saber esas 15 cosas a una edad concreta es una tontería. Aun así, si queremos que las aprenda, lo que tenemos que hacer es introducirlas en la vida normal, jugar con ellas, y las absorberá de manera natural. Si contamos hasta 60 cuando estamos haciendo la masa de un bizcocho, aprenderá a contar. Podemos sacar de la biblioteca libros divertidos sobre el espacio o el abecedario. Experimentar con todo, desde la nieve hasta los colores de los alimentos. Todo irá entrando con más naturalidad, más diversión y muchas menos presiones.

Sin embargo, mi consejo favorito sobre los niños pequeños es el que aparece en esta página.


¿Qué necesita un niño de cuatro años?

Mucho menos de lo que pensamos, y mucho más.”

8 comentarios:

Unknown dijo...

No podría estar más de acuerdo contigo, me parece genial tu publicación, muchas veces necesitamos que nos pongan por escrito muchas cosas para darnos cuenta de que quizás, aún con toda nuestra mejor voluntad y cariño, no lo estamos haciendo tan bien cómo creemos y necesitamos que nos lo digan..Muchas gracias!

Antonio Hernández dijo...

Gracias por tu comentario Carmen. De lo que nos tenemos que dar cuenta es que siempre lo podemos hacer mejor, siempre podemos aprender cosas nuevas para crecer como personas y por lo tanto como padres y madres. Cada vez podemos conocer mejor como se desarrollan los niños y a respetar su etapa evolutiva. Buen fin de semana!

Susana Vergara dijo...

Hola Antonio: Soy la mamá de Jesús Alonso, los que nos fuimos a Chile.
El artículo es genial, yo lo leí en facebook,a una amiga que es profesora de infantil, de vez en cuando en facebook se leen cosas interesantes jajaj.
Saludos desde Chile

Antonio Hernández dijo...

Hola Susana!! Que ilusión que escribas! Como va todo por Chile? Como se ha integrado Jesús? Ha empezado allí el cole? El artículo está rodando por todos lados, a mi me ha llegado por whatsapp, email, facebook...
Un abrazo muy muy grande para la familia entera!

blanca dijo...

Muchas gracias Antonio ! Soy madre de Inés y Carmen Rubio . Parece mentira que cosas tan sencillas como dedicarle tiempo a nuestros hijos se nos olvide ....dejándonos llevar por las prisas diarias y la sociedad competitiva en la que vivimos... Gracias lo acabo de leer y me ha puesto las pilas

CAROLINA dijo...

Cuanta verdad!!!

Yo soy la primera que a veces tiendo a comparar a mis hijos entre si,
lo que hacia la mayor a una edad y lo que hacen los peques, y es
cierto que cada niño crece y evoluciona a un ritmo distinto. Por
ejemplo, a Angela le ha costado mas hablar que a sus hermanos, me
preocupaba, sin embargo, cuando se ha soltado, tiene frases y
expresiones que los otros jamas han utilizado, y pensaba que seria mas
torpecilla...

Creo que nos sobrepreocupamos. Algunas veces discuto por ese motivo
con mi madre, pq ella siempre compara: vosotros cuando erais pequeños
hacíais esto o lo otro, o al revés, nunca habéis hecho tal cosa...y yo
le digo que ella noss educó de una forma, y nosotros somos distintos a
ella, y nuestros hijos distintos a nosotros, que no nos compare.

A ellos les gusta poner música y bailar en salón, y si se tienen que
subir a sofá se suben, y yo bailo con ellos y se parten!!! para mi eso
vale mas que un sofá bien conservado (con limites, claro) y unos niños
embobados en tele para que no se muevan y no molesten ni ensucien.

Y el dia que no salimos y lo pasamos juntos en casa, que yo les hago
de comer (siempre comen con las abuelas), que se dedican a
disfrazarse, es el dia que mas se divierten!!!

Por supuesto que todos queremos hijos listos, pero es mas importante
tener hijos felices.

Antonio Hernández dijo...

Carolina como ya te dije esa energía positiva es fundamental. Hay que aprovechar cada momento que nos regalan los niños y tu desde luego lo haces. Como comentábamos hay momentos en los que uno está bajo de energía y es totalmente natural, no todos los días se está igual, lo mismo les pasa a los niños, tienen días mejores y días peores.

Ayer en el cole puse a bailar a una clase de 3 años. Uno de los niños que normalmente le gusta moverse se quedó en su silla, fui a hablar con él y le dije "¿Con lo que a ti te gusta bailar te vas a quedar aquí sentado?" y con cara de enfado me dijo "Hoy lo que mas me gusta del mundo es quedarme quieto y no hacer nada". Esa frase y esa cara eran su forma de decirme "Hoy estoy en uno de esos días que no tengo ganas de nada". Le dije que se podía quedar en su sitio o levantarse, lo que el quisiera. No se movió de su sitio en toda la clase. En ese momento preferí enseñarle a escuchar los sentimientos de los demás, a ser empático y respetar al otro y "su día" antes que obligarle a hacer algo que el no quería hacer. Hay quien pensará que hay que enseñarle a cumplir con sus obligaciones, pero a mi me cuesta la misma vida bailar por obligación, para mi es como querer hacer agua seca, no lo entiendo.

Lo que quiero transmitir con esto es que ellos entenderán nuestros malos días, si no nosotros entendemos también los suyos, si, dentro de cumplir las obligaciones esenciales, somos flexibles y sabemos escucharles y empatizar.

Y sigue bailando Carolina, que es un placer hacerlo y además de felices los hace mas listos también. El desarrollo motor en estas edades influye de forma esencial en el desarrollo cognitivo

Unknown dijo...

Muchas gracias por tu publicación.
Es cierto que a veces olvidamos que lo que más nos debe preocupar es que nuestros hijos/as sean felices.
Me quedo con la frase de que "la infancia no debe ser una carrera".
Gracias, sigue publicando....